Philips ha organizado un evento exclusivo para presentar el papel que juega la piel como escenario de nuestras emociones y lo importante que es mantener el equilibrio entre el cuidado personal y el bienestar emocional en nuestras vidas.

“Para Philips la belleza se trata de una energía que evoluciona en cada etapa de la vida, y nuestra misión, como compañía, es acompañar a cada persona durante ese proceso de desarrollo y crecimiento personal. La belleza es algo inherente a cada persona y va mucho más allá de las cualidades físicas y estéticas. La autoestima y la seguridad juegan un rol fundamental en la percepción de la belleza y cuando las personas se encuentran bien y a gusto por dentro, proyectan esa seguridad hacia fuera” explica Sofía Ferre, responsable de comunicación de Personal Health de Philips Ibérica.

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En el acto, conducido por la periodista Mar Amate, las asistentes han podido disfrutar de una sesión ad hoc del podcast “De Piel a Cabeza” de la dermatóloga Ana María Molina y la psiquiatra Rosa Molina. Durante el capítulo se ha incidido en la importancia de la seguridad, la confianza y el empoderamiento como nuevos atributos de la belleza que nos hacen brillan ante los demás, y la artista multidisciplinar Mara Jiménez (@croquetamente__) ha dado su visión sobre la importancia de mantener ese equilibrio entre el interior y el exterior.

El equilibrio entre el bienestar emocional y el cuidado personal

Según el Estudio “Mujeres Que Brillan”, elaborado por Philips en 2022, una de cada tres mujeres en España destaca la seguridad, la confianza y el empoderamiento como los principales aspectos que hacen brillar a una mujer. Son nuevos atributos de belleza. Sin embargo, cuando una mujer se pregunta a sí misma qué es lo que le hace brillar, destacaría sus aspectos más físicos como el maquillaje, el peinado o su propio look. Mientras que a la hora de preguntarles cuáles son los aspectos que hacen que las mujeres de su entorno brillen, los atributos físicos quedan totalmente relegados. Pero ¿por qué ocurre esto?

El grado de aceptación de la imagen de una misma determina el desarrollo de la autoestima. Lo que supondría que una mala percepción de nuestro físico se asocia con una baja autoestima. Además, actualmente, el uso de las redes sociales se ha vinculado con disminuciones en la autoestima y la exposición continuada a contenidos de Internet relacionados con la apariencia, correlacionan positivamente con la insatisfacción del cuerpo.

Si lo que se quiere es construir una autoestima sana en el tiempo, lo más eficaz, según la neurociencia, es la implementación de hábitos de vida saludables como comer sano, hacer deporte y mantener una buena “higiene mental preventiva”.

“¿Por qué hay tanta gente preocupándose por su cuerpo, pero nadie por sus neuronas? Porque el 90% de la población se cree más inteligente que la media, algo estadísticamente imposible. Cuidarse por fuera es cuidarse también por dentro. La mente y el cuerpo son inseparables. Además, si llega ese día en que todos somos iguales, ¿cómo nos distinguiremos? Por nuestra psique.” reclama la psiquiatra Rosa Molina.

Algunas mujeres ponen una atención excesiva en la imagen corporal y la asocian directamente con su valía personal. A esta imagen negativa son especialmente vulnerables las adolescentes por ser el cuerpo, durante esa etapa, una fuente de identidad y autoestima importante. Aunque la imagen corporal puede ir cambiando a lo largo de la vida, el cómo se haya formado en torno a la adolescencia jugará un papel clave. Son diversos los factores que influyen en que conformemos una imagen positiva o negativa, desde los culturales a cómo nos influye nuestra familia. Por eso es importante insistir en la importancia del equilibrio entre el cuidado de nuestro aspecto físico y nuestro bienestar mental, ya que ambos están interrelacionados y afectarán a cómo nos sentimos.