La estrategia central y sus consiguientes capas para controlar su eficiente ejecución en unos momentos de gran incertidumbre resulta como un jeroglífico muy embarullado, o sea nada fácil, y que requiere de una gran vigilancia permanente y eso resulta agotador.

La estrategia de una empresa tiene como objetivo prioritario la mejora en la satisfacción de los clientes (sin clientes no hay empresa) y su fidelización, así como resultar una empresa atractiva que pueda atraer a nuevos clientes de su mercado o de otros nuevos.

Muchas pymes se enredan en grandes definiciones filosóficas y se olvidan de la auténtica razón de ser de una buena estrategia y su ejecución y solo si es acertada para nuestros clientes estará centrada y producirá resultados positivos, ya que sin estrategia no podemos conseguir objetivos valiosos.

Por lo tanto, es especialmente importante tener esto claro en momentos como los actuales, donde el mundo y los mercados cambian a gran velocidad y en dirección desconocida algunas veces, y eso nos podría dejar en fuera de juego.

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Solo una vez que nos aseguremos de que realmente nuestra dirección estratégica favorece a nuestros clientes presentes y futuros, podremos conectar los tres niveles necesarios para una buena ejecución, como son el estratégico, el táctico y el operativo.

Antes de eso, por supuesto, ya tendremos bien definidas la razón de ser, propósito o finalidad de nuestra empresa (el para qué debemos seguir existiendo en el mercado) así como la visión, misión y los valores que compondrán nuestro auténtico ADN.

Así que primero saber hacia dónde queremos ir para marcar objetivos ambiciosos pero realistas, luego establecer la carretera que necesitaremos para llegar a nuestras metas (que se irán ampliando), que será la estrategia que nos llevará allí, y luego vigilar que los tres niveles estratégicos sean coherentes y se estén aplicando con rigor.

Precisamente cuando más confusos estemos, cuando más complejidad externa nos encontremos, más necesaria será la estrategia para poder darle sentido a nuestro trabajo, a nuestro esfuerzo y a nuestras prioridades.

Saber dónde debemos poner la máxima atención, nuestro foco, es lo que nos va a guiar para no cometer distracciones que nos lleven a errores que luego lamentaremos.

También cuando hay momentos complejos lo son para todos, así que es el momento ideal para ayudar a facilitar las cosas a nuestros proveedores y clientes que seguro nos lo agradecerán y valorarán mejorando considerablemente las relaciones.

Pero donde más debemos aportar claridad y luz es a nuestros equipos, ya que de lo contrario lo demás no se podrá conseguir, así que es más importante que nunca aplicar un Liderazgo Empático que ayude a mejorar el ambiente interno y anime a cumplir con todos los actores externos con los que debemos actuar para conseguir nuestros objetivos.

Ninguna estrategia, por muy buena que sea, se podrá llevar a cabo si antes no hemos formado y convencido a nuestro equipo para que todos juntos sepamos por qué hacemos lo que hacemos y por qué eso nos llevará a satisfacciones y beneficios conjuntos.

No hay mejor equipo que aquel que sabe por qué y a dónde va y quiere ir por sí mismo a ese lugar.

La parte puramente estratégica será la que nos ayude a tener un horizonte de tiempo suficiente como medio o largo plazo, la parte táctica será la que vayamos adaptando con cierta flexibilidad en el día a día y la parte operativa la que llega a toda la empresa y se conecta con las otras dos aplicando lo necesario para facilitar su ejecución.

Si están las tres partes bien diseñadas, cada una de las fases requiere una atención determinada y una vigilancia adaptada al momento, ya que son diferentes períodos los que debemos permanecer atentos para que al final funcione con armonía y sincronización como si de una orquesta se tratara.

Nunca tuvo tanto valor como ahora acertar en la estrategia de nuestra empresa y en su ejecución para compensar algo la enorme incertidumbre actual de los mercados.

Y que nadie piense que esto es solo para las grandes empresas, porque entonces ya le quedará poco tiempo en el mercado.

Cuidemos todo lo relacionado con lo estratégico y nos irá mucho mejor.

  • Planificar es traer el futuro al presente para poder hacer algo al respecto.
  • El que persigue varias liebres no caza ninguna.
  • El futuro ya no es estable, se ha convertido en un blanco móvil.
  • Cuando debemos elegir y no lo hacemos, ya lo estamos haciendo.
  • La táctica es como andar, la estrategia es como volar.

José Carrasco

Director General de Fersay Electrónica, S.L.

Febrero 2022.