En el mundo de los negocios siempre hemos tenido un debate entre empresas que deciden aumentar su gama de productos y servicios para intentar crecer y cuando estas decisiones han salido mal (la mayoría de las veces) se ha criticado la pérdida de la especialización a favor de un mayor abanico de gama.
La famosa trampa de la expansión de línea ya ocupaba desde los años 80 muchas lecturas a través de revistas y libros que explicaban este tema.
En el actual momento de tanta incertidumbre es fácil pensar en aumentar las posibilidades que ofrecemos a nuestros clientes y eso requiere una profunda reflexión estratégica y un detallado análisis para ver si a medio plazo nos puede beneficiar o perjudicar teniendo un alto coste cualquier rectificación.
Los mercados se mueven constantemente y a veces nos podemos quedar en fuera de juego y vernos obligados a intentar expandir nuestro negocio vía ampliaciones en la propuesta de valor que ofrecemos a nuestros clientes.
Hay muchos más ejemplos de éxito de especialistas que de generalistas en el mundo de la empresa, pero la tentación de pasar de uno a otro no siempre es voluntaria, sino muchas veces obligada por las circunstancias del propio mercado.
Sin embargo, antes de tomar una decisión que tiene muy difícil la marcha atrás hay que tomárselo muy en serio y con mucha paciencia.
Cuenta la leyenda que una vez nuestro amigo Ford, el pionero del mundo del automóvil, murió y fue al cielo y Dios le dijo que había inventado ciertamente un producto muy evolucionado que daba movilidad y comodidad a la humanidad, pero que contaminaba y hacía mucho ruido y se tenía que haber pensado también en esto. Pero Henri Ford no solo no se arrugó ante ese comentario, sino que le dijo a Dios que él había inventado un mundo muy bonito con una naturaleza que se retroalimenta y un ser inteligente como el ser humano, pero le dijo: yo he inventado la marcha atrás para poder rectificar la dirección en la que va el coche y el ser humano no tenía esta opción de dar marcha atrás una vez había tomado una decisión y la había convertido en acción.
Esto demuestra lo complicado que puede ser (a veces casi imposible) tomar una decisión empresarial y luego tener que dar marcha atrás ya que el precio puede ser catastrófico. Y en este terreno, una de las decisiones clave es si nos quedamos como un especialista en el mercado o nos vemos abocados por diferentes razones a pasar a ser un generalista, si es que el mercado nos lo admite.
Cuando vamos a ser operados solo queremos un especialista ya que está en riesgo nuestra propia salud, pero para cosas menores nos vale un generalista como el médico de cabecera. Con este ejemplo si lo aplicamos a nuestra empresa por pequeña que sea debemos tener claro si nuestros clientes actuales o potenciales nuevos nos van a admitir por ser una cosa o la otra y poner en la balanza ambas opciones.
No hay decisiones fáciles en los negocios en el momento presente, pero una de las más complicadas podría ser esta entre permanecer en el mercado como especialistas, aunque no podamos crecer a corto plazo, o convertirnos en generalistas al aumentar las opciones que ofrecemos a nuestros clientes por intentar crecer y perder el título de especialistas que tan bien nos había diferenciado.
Lo peor es tener una empresa o marca indiferenciada, así vamos por muy mal camino, así que hay que procurar tener mucha precaución para no caer en esta trampa y luego ver que ya somos un generalista, pero sin diferenciación ninguna ante el mercado.
Todo lo relacionado con la parte estratégica de un negocio es delicado y requiere hacer un diagnóstico minucioso y completo para tener un foco claro de hacia donde debemos dirigir nuestra visión, misión, valores, cultura de empresa, objetivos y a través de qué camino o estrategia conseguir nuestro deseado posicionamiento en el mercado pensando no solo a corto plazo sino, como mínimo, a medio plazo.
Para eso hay que tener claras las tendencias sociales y económicas con el fin de no realizar políticas que vayan en contra de esto o generaremos nuevos problemas.
Todo el equipo humano debe conocer, entender y apoyar todas estas decisiones a nivel estratégico para poder sumar con su importante aportación. Además, esto le da sentido a su esfuerzo tanto físico como intelectual y le hará crecer como profesional.
La dirección de la empresa nunca debe emprender ningún camino sin previamente haberle dado la formación necesaria a su equipo y sin haber explicado convincentemente el porqué de las decisiones actuales y qué objetivos conseguiremos a medio plazo si las seguimos con la eficiencia necesaria.
Sin tener claro lo que queremos ser es imposible pretender sobrevivir en ningún mercado y eso debe estar grabado en la mente de toda la plantilla ya que sin una dirección clara ni con suerte habrá futuro para nadie.
La soberbia siempre arruina cualquier proyecto.
No priorizar bien y prestar más atención al hacer que al reflexionar es muy peligroso.
La información fiable es clave para poder acertar.
Lo que nos causa problemas no es solo lo que no sabemos, sino lo que creemos saber y no es cierto.
Por José Carrasco, fundador de Fersay Electrónica y de Azelera Formación.