El Observatorio Cetelem lanza el Barómetro de Consumo Europeo 2025, en el que analiza los hábitos y tendencias de los consumidores en 10 países: Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia, Polonia, Portugal, Rumanía, Reino Unido y Suecia.

De acuerdo con el estudio, 7 de cada 10 consumidores europeos asocian el consumo con placer y bienestar. Profundizando más en las motivaciones de los europeos a la hora de realizar sus compras, la satisfacción sigue siendo el principal motor. Darse un capricho (84%), garantizar su comodidad (83%), tener posesiones (80%) y mejorar su calidad de vida (80%) son las opciones más mencionadas.

Los productos que los consumidores europeos disfrutan más comprando son vacaciones o escapadas (33%), ropa, calzado o accesorios (25%), productos de alimentación (23%), o productos relacionados con el ocio, como entradas a algún espectáculo o salir de restaurantes (21%).

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Placer en el consumo, aunque con una imagen mejorable

Sin embargo, este disfrute en el consumo contrasta con la percepción en sí que se tiene del concepto consumo en la mayoría de los países encuestados. El 60% de los consumidores españoles asocian consumo con una connotación negativa. Portugal es el país que más percepción negativa tiene del término, con un 76% de las menciones, mientras que Polonia es el que menos, con un 41%.

Para un 23% de los europeos, el consumo le genera una sensación de desperdicio, seguido de un 16% que siente que se derrocha. De esta forma, consumir es una actividad más popular que nunca, aunque con una imagen mejorable. Según el estudio, 7 de cada 10 europeos sienten que el consumo ha aumentado en los últimos años, a pesar de que uno de los argumentos para combatir el cambio climático defiende la necesidad de reducir el consumo. El 76% de los españoles cree que hoy en día se consume más que hace 10 años. Portugal, con un 87%, es el país que más considera que el consumo de las sociedades ha aumentado en la última década.

Sin embargo, preguntados sobre su propio consumo, solo 4 de cada 10 considera que consume más que hace 10 años. En el caso de España, un 44% considera que el consumo de su hogar ha aumentado, frente al 31% que considera que realiza un menor consumo y un 25% que cree que es igual.

Los europeos consideran que tienen cierto control sobre sus compras. Preguntados sobre la frecuencia de compras que realizan, siendo 1 muy pocas y 10 que realiza muchas, la media europea se sitúa en 5,3. España, con un 5,4, se sitúa en la media europea. Ninguno de los países presenta puntuaciones inferiores a 5 y los que muestran mayor tendencia a gastar más son Rumanía (5,9) y Reino Unido (5,7).

Asimismo, 8 de cada 10 europeos afirma que controla bien o muy bien sus gastos, lo cual les genera una sensación de orgullo al saber gestionar su presupuesto de manera efectiva. Otros aspectos de su consumo de los que se sienten orgullosos los europeos son encontrar gangas y buenas ofertas (82%), consumir de manera responsable y fiel a sus valores (77%), darse un capricho a uno mismo o los demás (77%) y poseer solo artículos esenciales y útiles (75%).

Caprichos no siempre satisfechos

Para la mayoría de los europeos, darse un capricho de vez en cuando es algo positivo. Sin embargo, 6 de cada 10 reconoce que no puede darse todos los caprichos que desearía. En el caso de España, un 70% reconoce no ganar lo suficiente para satisfacer sus caprichos, tres puntos por encima de la media. De estos, un 47% afirma buscar estrategias que le permitan acceder a estos caprichos, mientras que un 23% se ve obligado a privarse de ellos. Solo un 30% afirma ganar lo suficiente para satisfacer sus caprichos.

Bélgica y Reino Unido son los países que menos limitaciones tienen al consumo en este sentido, con un 39% y 38% respectivamente que afirma ganar lo suficiente para satisfacer sus caprichos. Polonia, con un 19%, es el que menos. Además, 6 de cada 10 europeos sienten que no ganan lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas.

Sentimiento de frustración

Estas restricciones presupuestarias a la hora de comprar lo que desean, generan frustración entre los europeos que las padecen. El 86% de los europeos ha experimentado este sentimiento al no poder permitirse lo que desea. En España el porcentaje se sitúa en el 86% también. Rumanía (94%), Polonia (92%) y Portugal (91%) son los países que mayor porcentaje de consumidores frustrados presentan, mientras que Reino Unido (79%) es el que menos.

En todas las categorías de consumo analizadas, las restricciones de consumo generan frustración. Cuanto mayor es el precio del producto, más probable es que se renuncie a él. Así, el gasto en viajes, mobiliario, electrodomésticos o vehículos, son los que mayor freno de consumo muestran por falta de recursos. Los consumidores europeos también renuncian a salir o a adquirir productos de entretenimiento por razones similares.

A pesar de estas restricciones presupuestarias, la mayoría de los europeos, en el caso de recibir una cantidad extraordinaria de dinero, no lo destinaría al consumo, sino que preferiría ahorrarlo. Así lo declaran el 75% de los consumidores europeos, 80% en el caso de España.

Respecto a las acciones que han realizado en el pasado para poder comprar aquello que deseaban, sin tener en cuenta la vivienda, el 71% afirma haber ahorrado durante varios meses. Le sigue un 62% que afirma haber buscado formas de generar un ingreso extra, el 61% que declara haber pagado a plazos y otro 61% que utilizó ahorros destinados a otro fin.