Una empresa está compuesta de personas y cada una con sus emociones, carácter, personalidad, valores, egos, complejos, cultura, etc.
Las empresas cuanto más pequeñas son, más dependen de las personas y de su bienestar en salud, además el mundo de las pymes está obligado al trabajo en equipo ya que nadie puede hacerlo todo él solo para satisfacer al cliente.
Para tener éxito necesitamos el trabajo en equipo ya que solo así, ayudándonos unos a otros conseguiremos los objetivos y esto conlleva un constante roce, muchas interacciones (unas más naturales y otras más automatizadas en el día a día) además de cierta dosis de empatía y capacidad de cooperación mutua.
Cada persona tiene un código de prioridades según el entorno en el que ha crecido y se ha desarrollado y también la empresa como conjunto debe definir cuáles son sus valores fundamentales, visión, misión, cultura, estrategia, objetivos y prioridades que consigan el equilibrio entre las personas y los resultados positivos que hay que conseguir para sobrevivir generando un buen ambiente que facilite al máximo la convivencia del equipo.
Los jefes deben dar ejemplo los primeros en el cumplimiento y respeto de estos equilibrios que permitan competir a la empresa en el mercado, pero consiguiendo que las personas se sientan valoradas justamente.
Las pymes son más débiles que las grandes corporaciones y no pueden usar las mismas armas que ellas, por eso es tan importante el equipo en la pyme y el mantenimiento y la unión de este alrededor de un buen líder.
En la actualidad estamos viendo problemas de salud mental, excesivas bajas y ambientes tóxicos derivados de la ausencia del equilibrio persona-empresa así que tenemos mucho trabajo por mejorar en este campo.
Hay que conseguir crear una buena base emocional donde impere el respeto y la inclusión de todos en el equipo y donde todos sepan hacia donde vamos, porqué queremos ir y que beneficios tendremos como personas si logramos los objetivos.
Es muy importante que todas las personas sepan el sentido que tiene su trabajo, indistintamente de su rol concreto, es vital para mantener un buen clima laboral y que las emociones positivas pesen más que las negativas.
Sin duda el actual entorno no ayuda a la parte emocional de las personas ni de las empresas, que deben tener unos posicionamientos sólidos y evitar así ir de un lado a otro del péndulo. La presión externa enfrenta inútilmente a unos y otros.
Hay que conseguir que las personas sepan que el verdadero enemigo está fuera y son los competidores que tratarán de quitarnos los clientes, pero dentro no tiene sentido buscar enemigos ni culpables, no podemos distraernos del camino marcado para mantener viva la empresa y así mantener puestos de trabajo en las mejores condiciones posibles. Solo con la máxima colaboración entre empresa y empleados se pueden conseguir organizaciones sólidas, competitivas y atractivas para nuestros clientes que son la base para poder perdurar en el mercado.
La suma de todos los talentos, que solo aflorarán en entornos adecuados, donde las opiniones y el conocimiento de cada uno esté constantemente actualizado a través de una formación e información eficientes, debe ser labor prioritaria para la dirección general o el líder del grupo. Cuanto más seguro se sienta cada miembro del equipo mejor salud emocional habrá. Las tecnologías deben usarse como todas las herramientas para ganar eficiencia en los procesos, pero siempre sin perder el lado humano para evitar que la parte emocional se convierta en un punto débil. Las personas deben priorizar la generación de valor al cliente y un trato empático, amable y auténtico para que también los clientes estén bien emocionalmente.
Los valores deben servir de guía, inyectándolos en cada proceso de las tareas más estratégicas, que definan la parte más diferencial en nuestro marketing emocional y que consiga que nuestra marca transmita humanidad y cercanía con servicios personalizados para nuestros clientes y en un contexto donde se están perdiendo las esencias que más valoran las personas actualmente por la deshumanización.
Solo gestionando bien nuestras emociones y las de nuestro equipo se podrá transmitir esto a los clientes, proveedores y a todo contacto con nuestra marca y ganar así la posición de empresa responsable que nos corresponde en el mercado. No olvidemos que algunas empresas se están olvidando de la parte más humana, más mental y este error se puede pagar muy caro.
Las empresas y las personas deben fusionarse en una sola parte donde el esfuerzo colectivo se haga de un modo profesional pero no aburrido, donde las personas vean que su labor no es solo el trabajo que realizan sino también que son escuchadas, respetadas y valoradas de forma justa y equilibrada.
- Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la padecen.
- Solo quien sabe cuidar lo ajeno, puede poseer lo propio.
- La humanidad es más importante que la estupidez de nuestros políticos.
Blog José Carrasco Autor del Libro: Cómo Gestionar para Perdurar. Fundador de Azelera Formación y Fersay Electrónica (junio-2025)