Cuesta imaginarse lo diferente que sería nuestro día a día sin WiFi, su relevancia en la sociedad actual es tal que desde hace casi una década cada 20 de junio se celebra el Día Mundial del WiFi.

Pero no todo es alegría en el mundo de la conexión inalámbrica. A veces, una importante videollamada de trabajo se congela, la serie que estás viendo empieza a pixelarse o el vídeo que han mandado por el grupo de amigos no se descarga y no puedes conocer qué es lo que les hace tanta gracia.

En casos como estos, una mala conexión puede fastidiarnos el día, pero son muchos más los casos en los que la solución a – casi – todos nuestros problemas puede ser más fácil de lo que podría parecer. SPC, la marca española de tecnología de consumo, ha recopilado 5 consejos para que hasta la persona menos techie pueda sacar el máximo provecho de su red WiFi:

  • La solución más básica y también la más efectiva: reiniciar. Sí, puede resultar demasiado simple para ser real, pero en muchas ocasiones un simple reinicio del rúter puede ser nuestro mejor aliado. Con su uso, los aparatos van acumulando desde recursos y conexiones activas hasta datos temporales. Apagarlo y volverlo a encender permite al rúter liberar toda la información acumulada que no necesita y lo ralentiza, o incluso corregir errores de software que puedan estar afectando a la conexión.

  • El WiFi tiene dos frecuencias de conexión, utilizar la más apropiada en función del uso que se le vaya a dar. Los rúters esconden una funcionalidad desconocida para muchas personas: se puede elegir entre una frecuencia de 2,4 gigahercios (GHz) o una de 5. La diferencia más básica entre ambas es la velocidad máxima que pueden alcanzar y el rango de red o, en otras palabras, cuánto de rápido se puede navegar y cómo de lejos nos llegará la señal. En este sentido, la red de 2,4 GHz es perfecta para conectar dispositivos alejados del rúter, ya que alcanza mayores distancias con menor velocidad de conexión, al contrario que la de 5 GHz que, al llegar a mayores velocidades en distancias más cortas, es ideal para ver series o jugar online.

  • El número de dispositivos conectados a la red afecta a su velocidad: la conexión WiFi ha cambiado para siempre nuestras vidas y nuestros hogares. No solo teléfonos móviles y ordenadores se conectan actualmente a la red, sino también dispositivos de hogares inteligentes como termostatos, cámaras de vigilancia o incluso básculas. Para evitar una posible saturación de la red se recomienda usar repetidores WiFi o rúters de doble canal.

  • Pueden estar compartiendo el WiFi con alguien sin saberlo: es importante asegurarse de que nadie ajeno puede acceder y controlar el rúter. Estos dispositivos generalmente vienen configurados por defecto con direcciones IP y claves de sus puertas de acceso similares entre sí. Cambiar estas configuraciones y contraseñas por otras personalizadas que se puedan recordar bien también ayudará a evitar que alguien externo pueda denegar o ralentizar la conexión a nuestra propia red, y es tan sencillo como revisar la dirección IP del dispositivo, que se puede consultar en el smartphone fácilmente, en el mismo lugar que la contraseña del WiFi, e introducirla en el navegador de internet.

  • Si la conexión no llega al exterior del hogar, nadie podrá conectarse: disminuir la potencia emitida por las antenas del rúter ayuda a incrementar la seguridad sin comprometer la conexión del núcleo familiar. Para que alguien pueda aprovecharse de nuestra conexión WiFi tiene que estar conectado a la misma, por lo que reducir la potencia desde el mismo menú en el que se ha cambiado anteriormente su configuración y contraseñas, o dirigir las antenas hacia el interior del domicilio es una buena estrategia frente a amenazas.

SPC