La gestión de una pyme (la gran mayoría de empresas españolas son pequeñas y medianas, aunque se olvide constantemente esto) se ha convertido en la búsqueda desesperada de equilibrios muy complejos de conseguir por la presión del propio entorno tan turbulento y exigente.
Las empresas se enfrentan a continuas decisiones que se contradicen entre ellas mismas como la inflación y si vamos a repercutir en los precios de venta el total del aumento de costes (ejemplo la energía) o solo una parte lo que provocará una reducción de márgenes y aquí nos encontramos con la búsqueda de un equilibrio entre el miedo a subir precios por posibles pérdidas de ventas o el miedo a que una bajada de márgenes nos perjudique demasiado a los resultados de este 2022.
Y a todo este ajedrez actual que se mueve a gran velocidad pero con la sensación de no saber muy bien hacia donde vamos hay que añadir bastantes factores que desde la política (son los que más olvidan que el tejido empresarial español no está compuesto de grandes empresas) añaden más equilibrios prácticamente imposibles de cumplir como por ejemplo subidas de salarios a los empleados pero sin subir los precios de venta o subidas de impuestos como las cotizaciones a la seguridad social pero que sigan generando empleos las empresas o subidas de los salarios del sector público que provocarán subidas de impuestos generalizadas para las pymes (las únicas que no tienen opción de hacer ingeniería financiera como las pocas grandes que tenemos).
Hay un famoso libro ya algo antiguo que se titulaba nadando entre tiburones sin que se lo coman vivo y así se deben sentir muchos autónomos y dirigentes de pymes en este momento. Y tampoco llegan las ayudas europeas a las pymes españolas, así que como siempre estamos solos y sin ayudas. Otro equilibrio casi imposible es el de la conciliación del personal, pero sin dejar de prestar un servicio a los clientes de sobresaliente ya que sin aumentar costes es muy complicado en una pequeña empresa dar el mismo servicio para poder competir con menos gente o menos horas de parte del equipo y la mayoría de las pymes no tienen margen para poder soportar esto por lo que a veces bajan el nivel de servicio a sus clientes con el riesgo de perder algunos.
La realidad hoy es que todas las pymes españolas en este entorno actual que están funcionando se merecen un enorme reconocimiento que nadie les da y muy al contrario las acusan de ser las culpables de cosas inauditas como el famoso tema de que no hay camareros porque hay que pagarles más (y todos lo aceptaríamos) pero eso sí sin subir los precios del café ni la cerveza ni nada y así solo conseguiremos que cierren.
Los que dirigen negocios pequeños ahora son como el último libro de Robin Sharma (el famoso autor del libro el monje que vendió su Ferrari) que se titula manifiesto para los héroes de cada día. En un bar de Madrid me decía su dueño que ha pasado de pagar 1.800 euros de luz a 4.400 y que no sabía muy bien que hacer porque si subía precios perdería clientes que se irían a otro que no repercutiese los aumentos de costes y estaba muy enfadado por coincidir esto con el debate de subir salarios y pagar más cotizaciones sociales. Como dice Robin Sharma en su último libro: si me engañas una vez el culpable eres tú, pero si me engañas dos veces la culpa es mía. A ver si ahora va a resultar que nos queremos engañar a nosotros mismos con tanto liar las cosas. Si los costes suben las pymes no tienen más remedio que subir precios o cerrar la actividad y esto último es lo peor ya que generará una grave crisis por el aumento brutal del paro.
No podemos pretender que todo suba para el empresario y este no repercuta eso en los precios o nos quedaremos sin lugares donde poder comprar los propios consumidores. -Los seres humanos con éxito duradero comercian con la verdad incluso cuando esta les decepciona. -Haz lo correcto en lugar de lo fácil. -La claridad precede a la excelencia, no puedes solucionar un problema del que no eres consciente.
José Carrasco Fundador de FERSAY ELECTRONICA, S.L