Sin la unión de todos sin excepción, se suele fracasar y a pesar de eso, no escarmentamos hasta que ya es demasiado tarde y cierra la empresa y todos al paro al habernos quedado sin empleo. La época de las divisiones ya no tiene sentido, hoy día pensar que hay dos partes enfrentadas solo produce daño psicológico y problemas mentales para muchos. Todas las personas somos diferentes (afortunadamente) y por eso unos aportarán valor de una forma y otros de otra, pero todos somos necesarios y en las empresas a diferencia del fútbol todos somos titulares y jugamos todos los días. Lo que importa es la suma total de las aportaciones de cada empleado y no si las aportaciones son diferentes lo que es natural y hasta sano. Unos tenemos unas habilidades y otros tienen otras y se trata de aportar lo mejor que tenemos, nuestros puntos fuertes y aprender constantemente para adquirir nuevas capacidades y así ir mejorando nuestra aportación.

La calidad de los empleos depende mucho de lo fuerte que sea el equipo humano y de la suma aportada tras el trabajo en equipo de todos sin excepción.

Claro que el líder es el máximo responsable, pero sin el equipo ningún líder puede llegar a ningún lado, el líder está para crear unas buenas condiciones de trabajo, pero necesita a la plantilla unida y orientada hacia el mismo objetivo, recordemos que solo hay una diana y se trata de acertar en esa. El líder debe hacerle ver a cada miembro del equipo, que sus tareas tienen todo el sentido del mundo y que todos son necesarios para mantener a flote la empresa.

En un momento crítico en España en el que la productividad de las pymes (más del 98% de las empresas) está cayendo desde hace 6 trimestres consecutivos, sí no nos tomamos esto en serio, la destrucción de empresas puede ser un auténtico drama y como ejemplo, la cifra de concursos de acreedores del primer semestre de 2024 que es de 5044 (no había tantas solicitudes desde 2013). La forma de luchar por mantener las empresas vivas incluye la responsabilidad de que cada empleado crezca por recibir la formación necesaria, ya que solo a través de la mejora de todos podremos sumar para que el total sea suficiente y mantengamos a la empresa en el mercado con la suficiente competitividad. Hay culturas como las orientales que los hacen ser muy disciplinados y bien preparados para el trabajo en equipo, eso lo consiguen porque lo vienen trabajando desde el sistema educativo, pero en occidente nos cuesta más ya que venimos de una educación más individualista.

Ahora solo se mantendrán vivas aquellas empresas que trabajen unidas con unos objetivos claramente definidos y con la unión de un líder que consiga que cada uno desde su puesto de trabajo lo haga de una forma excelente y en cadena, para que el cliente se fidelice a través de un servicio magnífico. Es muy importante que todos sin excepción entiendan que si no se invierte en la empresa no habrá futuro alguno para los empleos ya que es la única forma de no entrar en la obsolescencia que solo nos conduce a la imposibilidad de poder competir en cualquier mercado. Pero para poder invertir en el futuro de nuestra empresa, esta debe tener beneficios y dedicar una parte de estos a las mejoras que aporten ventajas competitivas a los clientes y reduzca costes ocultos innecesarios, lo que a su vez requiere de una muy buena organización.

Cuando en un equipo de personas todos reman al máximo y con la meta bien clara los resultados se convierten en empleos de calidad, estables y con sentido emocional que nos supone una buena dosis de motivación.

La vida real de las empresas no admite ni enfrentamientos, ni distintas partes que persigan objetivos diferentes, o vamos todos a lo mismo o nos hundiremos, no hagamos tanto caso de los mensajes malignos que llegan desde la política que solo buscan dividir, mientras ellos viven de maravilla sin el esfuerzo que nosotros debemos hacer para disponer de un empleo digno. Los momentos como los actuales con cambios globales que nos obligan a reinventarnos como empresas no admiten paréntesis ni pérdidas de tiempo ya que el mercado nos exige mucho y nosotros tenemos que estar a la altura. De nada sirven buenos diagnósticos o radiografías de nuestra empresa para aplicar estrategias adecuadas si nos empeñamos en trabajar de forma individual, sin cooperación y sin conexión con el resto del equipo humano.

Los clientes son como jueces implacables que nos juzgan cada día por el valor que les aportamos y si consideran ese valor insuficiente estamos perdidos y sobramos en el mercado.

  • Un equipo significa estar todos unidos, no ser todos iguales.
  • Uno no puede ser cirujano de sí mismo.
  • Cuando las arañas tejen juntas, pueden atar a un león.