Sin duda si hay una palabra clave en cualquier tipo de negocio es saber mantener un equilibrio entre las diferentes actividades que llevamos a cabo en el mismo. Equilibrio en las finanzas, en el marketing, en las ventas, en la atención al cliente, con los proveedores y con las personas que tengamos en plantilla.
El conocimiento es creencia verdadera y justificada y sólo si tenemos la suficiente formación estaremos preparados para tener una empresa equilibrada. La racionalidad es la capacidad de saber utilizar el conocimiento para alcanzar objetivos valiosos. La razón, la verdad y la objetividad deben estar arraigadas en la cultura de la empresa, han de ser naturales en el día a día para gestionar con éxito.
Ojo, ya que si tu sistema de creencias contiene alguna contradicción puedes creerte cualquier cosa y así harás un mal diagnóstico. El progreso viene de un conjunto de retrocesos y victorias (no podemos ganar todos los días) tras aplicar la razón colectiva, la cooperación, la igualdad y la ética. Cuando surge una crisis las medidas que se toman dependen de las ideas disponibles y estas serán mejores cuanto mejor formado tengas al equipo. La suma de lo consciente e inconsciente (por eso se nos ocurren ideas en cualquier lugar o momento) es necesaria para poder mantener un buen equilibrio. El conocimiento profundo da éxitos, la sola curiosidad o cotilleo no nos da nada. El plan de negocio más seguro es aquel que no depende de la suerte, sino de la preparación y planificación equilibrada. El desequilibrio es muy perjudicial y no sólo en el mundo económico sino en cualquier faceta de nuestra vida, ves a diario titulares y artículos en la prensa que te indican esto como por ejemplo el caso del gurú de las criptomonedas de la plataforma FTX al que le han caído 25 años de cárcel por estafar miles de millones de dólares a sus clientes, es un desequilibrio de la falta de ética.
Otro caso es el malestar y la rabia de los clientes que son atendidos por máquinas y se ven impotentes de poder solucionar sus trámites, es un claro desequilibrio de la atención al cliente. Otro desequilibrio actual es el mal uso que se hacen de los aparatos digitales y el daño que hacen sobre todo a los más jóvenes que lo convierten su propia droga. El dato de que en España faltan 1,5 millones de personas al día a trabajar es un grave desequilibrio que a su vez origina otro como es la bajísima productividad comparada con otros países europeos.
El creciente aumento tan radical de empleados públicos está originando un grave desequilibrio de la deuda de nuestro país que castiga duramente a las siguientes generaciones. También tenemos el caso del sistema educativo español donde hay 17 sistemas (uno por cada comunidad autónoma) y mientras la ortografía por ejemplo con 5 faltas puede suponer suspender un examen en Extremadura, en cambio con 30 faltas puedes sacar un notable en Baleares, claramente estos desequilibrios son muy graves y producen daños irreparables.
En la gestión de negocios podemos cometer variados desequilibrios y si no los corregimos tendremos problemas a corto o medio plazo, por eso no podemos cebarnos en una sola cosa, sino que debemos ver la foto completa de la empresa. Las personas precisamos de un buen equilibrio interno para poder rendir al máximo tanto a nivel físico, espiritual como mental y cualquier desajuste que no sepamos gestionar a nivel personal nos afectará al desarrollo laboral de éxito. Un equipo se puede desequilibrar porque en cuanto alguno de los que forman parte de él, se radicaliza, con algún problema que tenga influirá en todos y por eso es tan importante la empatía, la ayuda de unos a otros según el momento. Un líder que se desequilibre también puede generar un gran problema para la buena marcha presente y futura de la empresa, por eso para el liderazgo hacen falta unas condiciones especiales incluida la capacidad de recuperación, resistencia y constancia que no permitan ningún desequilibrio.
Es importante darnos cuenta de cómo interpretamos lo que nos ocurre, por tanto, valoremos los problemas como pasajeros, relativicemos, no dramaticemos, ocupándonos en lugar de preocupándonos, aceptando lo inevitable, armándonos de paciencia ante la adversidad y la incertidumbre actual. Sólo las empresas que sean capaces de captar a la primera cualquier desequilibrio y ponerle remedio serán capaces de seguir en el mercado.
- No perdamos el tiempo hablando como a un sabio a quién es un necio.
- El yo es insignificante, el tú y el vosotros nos llevan a lo mejor, al nosotros.
- Cuando construimos sobre falsos cimientos, a más construcción, más ruina.
- Son ridículos los que dicen estar de vuelta, cuando realmente no han ido.