Cada vez escucho más quejas de la gente sobre el servicio que reciben cuando compran o contratan algo. Y más ahora cuando algunos servicios son digitales y no tan fáciles como lo anuncian sus promotores. El consumidor se siente ignorado y atacado. Parece que falta más humanización y amabilidad y sobran atenciones tan mecánicas que parece que lo hacen de forma automática, rutinaria, aburrida o sea con desidia.
Ya no solo se trata de poner al cliente en el centro de nuestro plan estratégico y diseñar procesos para facilitarles la vida sino de tener una sonrisa y una paciencia que haga la experiencia de compra placentera en lugar de una tragedia. Saber gestionar una empresa hoy día requiere de mucho arte y mucha excelencia si queremos tener éxito en cualquier negocio (salvo monopolios). Hay que generar riqueza, solo así crearemos empleo estable, mejores salarios y la gente se sentirá realizada ya que el trabajo nunca tuvo un sentido solo económico sino también psicológico y humano, una persona que trabaja aporta a la sociedad y por lo tanto se siente útil y necesario.
Por eso plantear una renta básica universal a cambio de nada, como proponen algunos, dejará a las personas sin un sentido que siempre da cualquier empleo fijo. Cuando una persona trabaja en una empresa participa de ese proyecto y por lo tanto es importante su aportación porque hace posible la supervivencia de esa empresa, además participa en un equipo con otras personas con las que se relaciona y eso es necesario para los humanos porque somos monos sociales. Si, además, hacemos bien las cosas, entre todos podemos hacer arte de nuestro trabajo y conseguir unos excelentes resultados por aplicar la excelencia. Uno se siente mejor y más realizado cuando trabaja en una empresa que es gestionada de forma magistral.
Una empresa que invierte en formación de sus empleados, que les hace participar en sus decisiones más importantes, que informa regularmente a su personal de los resultados obtenidos y sus posibles desviaciones ha empezado a hacer bien los deberes para tratar de ser una empresa gestionada con arte. Si tratas con respeto y admiración a tu equipo, si los animas a ser cada día mejores porque el mercado no perdona y forma parte de la supervivencia presente y futura de la empresa, seguro que estarán más motivados. Si buscamos fórmulas para ser tan productivos o más que nuestra competencia ya que el tiempo es oro en la actividad empresarial y compartimos esas fórmulas con todos y les hacemos comprender la importancia de competir dignamente, al final todos nos sentiremos mejor.
Una empresa que funciona mal ante los clientes es un factor de desmotivación y desgana que solo hace daño a sus propios empleados pues a nadie le gusta hacer el ridículo ni ser un perdedor. Aprender a reflexionar y a razonar para ayudar a tomar las mejores decisiones es un importante antídoto contra la desidia que vemos hoy día en muchos negocios.
Una persona que trabaja en una empresa ordenada, organizada, competitiva, viva, dinámica, con objetivos claros (el cliente lo más sagrado) y con justicia a la hora de distribuir el éxito y promocionar a su gente dándoles más responsabilidad a aquellos que se esfuerzan más y mejor siempre será más feliz que lo contrario. Nos gusta sentirnos bien, saber qué hace la empresa y porque lo hace y saber el sentido de cada paso que damos, nos gusta opinar y nos gusta que nos pregunten nuestro punto de vista sobre cualquier tema que dominemos en nuestro trabajo.
Nadie dijo que fuese fácil pero una empresa debe aspirar y luchar por la exactitud, por la perfección, aunque no la alcance, pero se quedará más cerca que otra que se conforma con menos y acaba teniendo puntos deficientes que complican su futuro en un mercado. La indecisión, la duda o el temor acaban con cualquier proyecto, hay que prestar a cada cosa la atención que se merece, ciertamente es un equilibrio complicado pero muy rentable. Saber priorizar lo verdaderamente importante es parte del arte de gestionar. La capacidad de comprender y el conocimiento nuevo adquirido siempre dan estabilidad y éxito a la empresa, por eso hay que convertir la formación permanente del equipo humano en una palanca de creatividad e innovación para la mejora constante y evitar que la empresa se estanque. Y no vale fiarse solo de la experiencia ya que a medida que esta aumenta, la incertidumbre también lo hace pues cuanto más sabes, más preguntas te haces.
Feliz Navidad a todos y que en 2024 la mayoría de pymes gestione con arte.
-La incomprensión del pasado nace de la ignorancia del presente.
-La unión del arte y la economía produce al emprendedor de éxito.
-La razón sin emoción es paralítica, la pasión sin la razón es irresponsable.
José Carrasco Fundador de FERSAY y AZELERA formación.(Diciembre-2023).